martes, agosto 23, 2005

Malicia

Cuando veía
en los ojos malsanos
de hombres paganos
una chispa de alegría,
no comprendía,
por qué ese brillo.

Y al mirarles a la cara
una mueca de burla
en su boca se lucía,
más extensa y más sombría
siempre aparecía.

Y mi alma de niña
no comprendía
que eran deseos,
deseos de hombres,
de hombres impuros.

Y cuando más tarde crecí
y comprendí
por qué los hombres,
miraban así, con obstinación,
el cuerpo armonioso,
que con ostentación
porta una mujer:
era la tentación
que desbordaba su pasión.

Y eran los ojos
intérpretes de su alma
que reflejaban
sin definir expresión,
como en embrión;
poco a poco miraban
de porción en porción
con emoción
de su ilusión
la duración
de su visión,
palpitándoles el corazón,
pensando sin comprensión
en la abstención
y en definición
a su devoción.

- Poesía inocente. Ómnibus de poesía mexicana. Selección de Gabriel Zaid.

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