miércoles, julio 22, 2009

Theoria

El muro de Berlín y la Gran Muralla de China representan el miedo de que nuestro corazón o el de la patria sean contaminados por malos espíritus, siempre del lado de fuero pero siempre demasiado cerca. Las casas queso tienen agujeros en las paredes: ventanas y puertas. Ventanas, de acuerdo con los griegos antiguos, serían theoria: el lugar por donde percibimos las cosas sin peligro y también sin experiencia. Puertas serían agujeros en la pared para que se entre y se salga. Pero hay muchas más puertas y ventanas que lo que supone la vana ciudadanía: el hilo del teléfono llega a través de la pared, la televisión toma el lugar de la ventana y la puerta se abre de par en par, por el garaje, con el coche. La noción un-hombre-un-castillo se viene derruyendo como si fuera hecha de cartas, sopladas por el viento de la comunicación a través de las grietas de las paredes. Lo que es necesario, dirá Flusser mucho antes de la red virtual que llamamos Internet, son los cables de doble dirección: una casa creativa debería ser el núcleo de una red interpersonal. Sin embargo, eso también es peligroso: los cables favorecen la formación de masas más fácilmente observables y controlables, los cables pueden ser fascistas y no dialógicos - como televisión, no como teléfono-. En ese peor escenario, casas pueden ser las esquinas congeladas de un inimaginable totalitarismo. Luego, arquitectos y designers deben providenciar una red de cables reversibles.

- Gustavo Bernardo en su Prefacio de "Filosofía del Diseño" de Vilem Flusser. En la edición de 1999 de Editorial Síntesis.

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