Mucho más arios que los arios
El mercado cubierto, tan grande como varias catedrales, estaba repleto. Indias diminutas transportando su propio peso en productos de granja y siempre con uno o dos niños colgados como alforjas sobre sus hombros se movían silenciosamente de un lado a otro sobre los pies descalzos. Familias enteras de campesinos morenos se acuclillaban inamovibles junto a los pasajes. Amas de casa ladinas regateaban entre los puestos. El tono de sus voces cuando hablaban con los vendedores indios era o bien arrogante o bien, si querían ser amables, condescendiente. Los mestizos centroamericanos son criados para ser mucho más arios que los arios. Su actitud hacia aquellos que, después de todo, son paisanos de su madre, es casi invariablemente ofensiva. Desprecian a los indios, no se interesan por sus costumbres y sienten como una ofensa personal que los extranjeros les presten tanta atención. Un sentimiento de inferioridad provoca -¡y con qué horrible regularidad!- una sobrecompensación. (...) En todos nuestros vagabundeos centroamericanos no encontramos un solo ladino que no sintiera necesidad de sobrecompensar.
- Más allá del Golfo de México. Aldous Huxley.
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