Enxienplo del ortolano e de la culuebra
(estrofas 1348-1354 del Libro del Buen Amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita)
Era un ortolano bien sinple e sin mal;
en el mes de enero, con fuerte tenporal,
andando por su huerta, vido so un peral
un culebra chica, medio muerta atal.
Con la nief e con el viento e con la elada fri[d]a,
estava la culebra de frío amodorrida;
el omne pïadoso, que la vio aterida,
dolióse mucho d'ella, quísole dar la vida.
Tomóla en la falda e levóla a su casa,
pusóla cabe el fuego, çerca de buena brasa:
abivó la culebra; ante que la él asa,
entró en un forado d'esa cozina rasa.
Aqueste ome bueno dávale cada día
del pan e de la leche e de quanto él comía:
creçió con el gran viçio e con el bien que tenía,
tanto que sierpe grande a todos parescía.
Venido el estío e la siesta afincada,
que ya non avia miedo de viento nin de elada,
salió de aquel forado sañuda e airada,
començó a enponçoñar con veniño la posada.
Díxole el ortolano: "¡Vete de aqueste lugar!,
¡non fagas aquí dapño!" Ella fuese ensañar:
abraçólo tan fuerte, que lo queria afogar,
apretándolo mucho, cruelmente a silvar.
Alégrase el malo en dar por miel venino,
e por fructo dar pena al amigo e vezino,
por pïedat engaño donde bien le avino:
ansí derechamente a mí de ti me vino.
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