Los putrefactos
Eran los años del poeta francés Apollinaire, y todo el grupo se puso a componer unos llamados "anaglifos" que no sé quién bautizó. Constaban de tres sustantivos, uno de los cuales, el de enmedio, había de ser "la gallina". Todo el chiste consistía en que el tercero tuviese unas condiciones fonéticas que impresionasen por lo inesperadas.
La creación de "anaglifos" fue como una epidemia, en la cual me vi envuelto. Se hacían a montones, y a todas horas y en todos sitios, pero salían pocos perfectos, que gustaran a la mayoría. Y como en todo movimiento imaginativo, en seguida apareció un disidente, que fue Federico.
Su variante consistía en alargar el último elemento del anaglifo convirtiéndolo en frase, por ejemplo:
La tonta,
la tonta,
la gallina
y por ahí debe andar alguna mosca.
José Moreno Villa. Vida en claro. Autobiografía.
Aquello, aquello - la gallina - y Eustaquio.
Verdaderamente, verdaderamente - la gallina - y el calendario.
José Bello.
3 Invaluables opiniones:
el huevón
el huevón
la gallina
y el chonny
qué sabroso... a ver otro...
la tarea
la tarea
la gallina
se la comió
¡fantástico! la última y nos vamos.
mi mente
mi mente
la gallina
no razona
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