Sobre el temor al ridículo
En un principio fueron las soap operas. Financiadas, como se sabe, por las grandes firmas jaboneras, ya que estaban destinadas inicialmente a las amas de casa. Es decir, la telenovela nos viene de los Estados Unidos, aunque el melodrama data de la Europa del siglo pasado. No es un producto que hemos creado los latinoamericanos, como se suele creer. Lo que ocurre es que los latinoamericanos -en estos momento los brasileños, en particular- nos hemos convertido en los paladines más aventajados del culebrón. Los europeos, a pesar de su rica herencia y de sus muchos deseos, no logran hacernos llorar. Tal vez se deba al terror que tienen de hacer el ridículo. Sin embargo, por estos lugares del Nuevo Mundo, eso no constituye ningún problema. Al contrario. Tener, como tenemos, una total ausencia del sentido del ridículo, tiene sus ventajas y hasta, en ocasiones, nos hace ser más osados. Es posible que la telenovela sea un producto de esa especie de osadía, de esa falta de conciencia frente al ridículo.
- La telenovela o el chisme elevado a categoría de arte dramático. De Julio García Espinosa. En La doble moral del cine.
- La telenovela o el chisme elevado a categoría de arte dramático. De Julio García Espinosa. En La doble moral del cine.
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