Un acto de familia
El sábado pasado ví algo que me impactó mucho.
Después del LoveFest mis amigos y yo caminamos por la Mission hacia un bar para celebrar el cumpleaños de Alix, una francesa. Para aquellos que desconocen la Mission, es un área de San Francisco más latinoamericana que gringa donde hay hombres conversando afuera del abarrotes, mujeres y niños cargando bolsas llenas de comida, se ven librerías y anuncios en español.
Llegamos a un cruce peatonal. No venía coche y seguimos caminando. Adelante de nosotros había un niño, un hombre y una niña, cada quien caminando por su lado en la armonía perfecta de los lugareños. Todo pasó tan rápido. De pronto Alix cruzó entre el niño y el hombre... Armonía quebrada. Pero ví que el niño volteó hacia su papá y sonriendo con la pura mirada le afirmó --Ya sé que eso no puede romper el amor que tenemos entre los dos.
Y el papá, entendiéndolo sin decir nada se acercó y le dió un abrazo con un brazo y con el otro tomó a su hija. A los dos les dio un fuerte apretón y caminaron juntos, como unidad, como familia, hasta llegar al otro lado de la acera.
Más tarde esa noche recordaría lo que había visto acordándome de mi relación frustrada con mi papá. No llegaba al fondo de mis lágrimas sabiendo que el amor que ví era verdadero y seguro. Sólo con acordándome de donde estaba, afuera de un bar, con conocidos celebrando el cumpleaños de Alix adentro, pude recuperar mi compostura.
Después del LoveFest mis amigos y yo caminamos por la Mission hacia un bar para celebrar el cumpleaños de Alix, una francesa. Para aquellos que desconocen la Mission, es un área de San Francisco más latinoamericana que gringa donde hay hombres conversando afuera del abarrotes, mujeres y niños cargando bolsas llenas de comida, se ven librerías y anuncios en español.
Llegamos a un cruce peatonal. No venía coche y seguimos caminando. Adelante de nosotros había un niño, un hombre y una niña, cada quien caminando por su lado en la armonía perfecta de los lugareños. Todo pasó tan rápido. De pronto Alix cruzó entre el niño y el hombre... Armonía quebrada. Pero ví que el niño volteó hacia su papá y sonriendo con la pura mirada le afirmó --Ya sé que eso no puede romper el amor que tenemos entre los dos.
Y el papá, entendiéndolo sin decir nada se acercó y le dió un abrazo con un brazo y con el otro tomó a su hija. A los dos les dio un fuerte apretón y caminaron juntos, como unidad, como familia, hasta llegar al otro lado de la acera.
Más tarde esa noche recordaría lo que había visto acordándome de mi relación frustrada con mi papá. No llegaba al fondo de mis lágrimas sabiendo que el amor que ví era verdadero y seguro. Sólo con acordándome de donde estaba, afuera de un bar, con conocidos celebrando el cumpleaños de Alix adentro, pude recuperar mi compostura.
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