lunes, febrero 22, 2010

Imbéciles, idiotas, pendejos

El otro día, de camino al centro, venían caminando hacia mí tres chavos... se miraron entre ellos y de repente empezaron a trotar hacia mí, el último intentó agarrar mi bolsa e irse corriendo. Pero no calculó bién... yo creo sintió vergüenza y siguió corriendo. No me molesté en seguirlos, además eran tres. Nada más les grité "Hasta creen, ¡pendejos!"

Eso me recuerda que hace ya varios años por la misma calle iba caminando sola y se escuchaba una moto ruidosa que venía hacia mí por detrás (sin albur, muchachos, por favor, que esto es serio) y se paró cerca de mí (según escuché). No pensé nada, obviamente, no soy nada paranoica, ni me molesté en mirar hacia atrás. Unos segundos después de que la moto volvió a arrancar sentí un golpe horrible en mi nalga derecha. El cabrón me había dado una nalgada. A ese sí le grité mil madres, pero venía en moto, traía casco y parece que venía riéndose porque el casco se movía.

Está de más decir que ya no voy a pasar por la calle de los pasaditos de lanza.

Lo que hay que ver en la vera del señor, queridos lectores, lo que hay que ver.

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