El amurallamiento étnico de los del Norte frente a la simpatía mucho más fácil de los del Sur, tal es el dato más importante, y a la vez más favorable, para nosotros, si se reflexiona, aunque sea superficialmente, en el porvenir. Pues se verá enseguida que somos nosotros de mañana, en tanto que ellos van siendo de ayer. Acabarán de formar los yanquis el último gran imperio de una sola raza: el imperio final del poderío blanco.
- La raza cósmica. De José Vasconcelos.
De lo que se puede interpretar que Latinoamérica ahí va y el imperio del hombre blanco ya fue.
Vade retro, gringo. Vamos a mezclarnos, pues.
Aunque también dice-y proféticamente para estos tiempos de economía global, te amo Vasconcelos-:
La colonización española creó mestizaje; esto señala su carácter, fija su responsabilidad y define su porvenir. El inglés siguió cruzándose sólo con el blanco y exterminó al indígena; lo sigue exterminando en la sorda lucha económica, más eficaz que la conducta armada. Esto prueba su limitación y es el indicio de su decadencia.
- La raza cósmica. De José Vasconcelos.
Crucemos los dedos en dulce, aunque jamás ociosa, espera.
Es muy idealista Vasconcelos con su gran fe en la raza cósmica latinoamericana. Más bien las razas asiáticas son las que se imponen ahora amenazantes. Y los blancos ejercen más que nunca su poder económico y cultural sobre las masas multiraciales del mundo a través de los medios de comunicación. Sería muy interesante leer La raza cósmica hacia el Bicentenario de la Independencia Mexicana. Pero bueno, hay que entender el furor postrevolucionario de Vasconcelos. Tal vez sería la raza cósmica pero por lo alejada de la realidad, con la mente en el cosmos, por tanta droga, tanta televisión y tan poca verdad.
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