Sobre pasión y otredad
Según Luis Villoro, la frase kierkegaardiana "el que se pierde en su pasión, pierde menos que el que pierde su pasión" aplica para la recuperación del Yo indígena del mestizo, en su intento de abordar su enigmático Yo indígena no como lo haría el europeo, explorando su raíz histórica como un problema, "un conjunto de datos resolubles por despejar según métodos que ya dominamos".
El tema de la recuperación y valorización de un Yo oprimido, como el indígena en este caso, es también aplicable a la revalorización del sujeto femenino y en las metodologías válidas para su estudio.
En la siguente frase del original reemplacemos indio por mujer y mestizo indigenista por hombre feminista:
El tema de la recuperación y valorización de un Yo oprimido, como el indígena en este caso, es también aplicable a la revalorización del sujeto femenino y en las metodologías válidas para su estudio.
En la siguente frase del original reemplacemos indio por mujer y mestizo indigenista por hombre feminista:
El mestizo indigenista busca recuperar su ser por un movimiento en dos dimensiones: la acción es la una, el amor es la otra. Y, lejos de oponerse, ambas se complementan; más aún, se exigen mutuamente. Porque la acción sin amor arriesgaría a hacer violencia al indio, tratarlo como objeto, dirigirlo desde fuera sin respeto para su libertad. Y el amor sin acción podría caer en la inercia improductiva de una tierna añoranza o, lo que es peor, en la complicidad, por omisión, con aquellos que al indio explotan. Así, la actividad deberá ir acompañada de emoción y el amor de actividad. Pero acción y amor, integrados en el mismo movimiento, dan un nombre al impulso que los une: pasión. Pasión es amor explayándose en actividad, es actividad transida de emoción.
Texto adaptado con pasión al tema que nos atañe:
El hombre feminista busca recuperar su ser por un movimiento en dos dimensiones: la acción es la una, el amor es la otra. Y, lejos de oponerse, ambas se complementan; más aún, se exigen mutuamente. Porque la acción sin amor arriesgaría a hacer violencia a la mujer, tratarla como objeto, dirigirla desde fuera sin respeto para su libertad. Y el amor sin acción podría caer en la inercia improductiva de una tierna añoranza o, lo que es peor, en la complicidad, por omisión, con aquellos que a la mujer explotan. Así, la actividad deberá ir acompañada de emoción y el amor de actividad. Pero acción y amor, integrados en el mismo movimiento, dan un nombre al impulso que los une: pasión. Pasión es amor explayándose en actividad, es actividad transida de emoción.
No caigas en la inercia improductiva de la tierna añoranza y mucho menos renuncies a la pasión hacia el ser enigmático en favor de prácticas discriminatorias, lector.
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