Sobre los gitanos y el baile flamenco
Sevilla es hoy lo que en la antigüedad fue Gades; nunca falta allí una venerable bruja gitana que prepare una función, como se llama a estos bonitos espectáculos, tomando la palabra de las ceremonias pontificales, pues en tiempos Italia era la que ponía la moda en España, como hoy la impone Francia. Estas fiestas son de pago, pues la raza gitanesca, como dice Cervantes, sólo vino a este mundo para ser anzuelo de bolsas. Las "callis" de jóvenes son muy bonitas y además son muy zalameras y trafican en negocios muy apetitosos, pues profetizan oro a los hombres y maridos a las mujeres.
La escena del baile es generalmente el barrio de Triana, que viene a ser el Transtevere de la ciudad y cueva de toreros, contrabandistas, pilletes y gitanos, cuyas mujeres son las "premieres danseuses" en estas ocasiones, en las que los hombres nunca intervienen. La casa elegida es usualmente una mansión medio árabe que es un verdadero cuadro donde la ruina, la pobreza y la miseria se mezclan con columnas de mármol, higueras, fuentes y parras(...) el baile, que es muy semejante al "ghowasee" de los egipcios y al "nautch" de los indios, se llama el "olé" entre los españoles y el "romalís" entre los gitanos; el alma y la esencia de él consiste en la expresión de cierto sentimiento, que no es ciertamente de carácter muy sentimental o correcto.
[...] Aún cuando estas danzas puedan parecer indecentes, las ejecutantes son inviolablemente castas, y por lo menos, en cuanto toca a los huéspedes no gitanos, son más frías que el granizo; y estas muchachas bailan ante los aprobadores ojos de sus padres y hermanos, que estarían dispuestos a matar a quien atentase contra la virtud de sus hermanas.
- Richard Ford, Las cosas de España. Fragmento en Ángel Álvares Caballero, El baile flamenco. Págs 51-52.
La escena del baile es generalmente el barrio de Triana, que viene a ser el Transtevere de la ciudad y cueva de toreros, contrabandistas, pilletes y gitanos, cuyas mujeres son las "premieres danseuses" en estas ocasiones, en las que los hombres nunca intervienen. La casa elegida es usualmente una mansión medio árabe que es un verdadero cuadro donde la ruina, la pobreza y la miseria se mezclan con columnas de mármol, higueras, fuentes y parras(...) el baile, que es muy semejante al "ghowasee" de los egipcios y al "nautch" de los indios, se llama el "olé" entre los españoles y el "romalís" entre los gitanos; el alma y la esencia de él consiste en la expresión de cierto sentimiento, que no es ciertamente de carácter muy sentimental o correcto.
[...] Aún cuando estas danzas puedan parecer indecentes, las ejecutantes son inviolablemente castas, y por lo menos, en cuanto toca a los huéspedes no gitanos, son más frías que el granizo; y estas muchachas bailan ante los aprobadores ojos de sus padres y hermanos, que estarían dispuestos a matar a quien atentase contra la virtud de sus hermanas.
- Richard Ford, Las cosas de España. Fragmento en Ángel Álvares Caballero, El baile flamenco. Págs 51-52.
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