jueves, julio 08, 2010

Barbarie

Después de unas semanas de ausencia por el parto con dolor hacia el viejo incontinente aquí les va otra de esas cosas tan normales que le pasan a uno cuando va caminando por la calle en Barcelona.

Estaba buscando el lugar donde trabaja Jimmie para entregarle sus mazapanes y los chipotles antes de que se empolvaran y crucé la avenida Diagonal. La avenida es bastante ancha y tiene dos laterales y una vía en el centro, lo que implica dos camellones... Pues en esos camellones hay banquitas, para que se sienten los peatones cansados, o los osados que intenten ponerse a leer en medio del tráfico... y en una de esas banquitas había un hombre sentado muy inocentemente, según lo que la distancia y la oscuridad permitían ver. Cuando me acerco veo que sale un chorro de líquido de la banca, deslizandose zigzageando hacia la orilla de la banqueta, justo abajo del señor... y cuando ya estoy más cerca veo que tiene los pantalones abajo y que está saliendo algo de consistencia un tanto viscosa y amarillento de la banca, también justo abajo del señor... No pude evitar mirarlo a la cara cuando pasé, y él también me miró durante unos segundos. Yo me estaba mordiendo las uñas pensando en el fin del mundo y lo único que pude hacer fue mordérmelas con más insistencia, sin dejar de mirarlo.

¿En qué estaría pensando? ¿Había meado sentado? ¿Se chorreó los pantalones? ¿Se iba a limpiar después?

A consecuencia de estos performances callejeros tan sofisticados, el Ajuntament de Barcelona está haciendo una campaña cívica para enseñar a la gente a no cagarse en la calle. ¡Que estamos en el siglo XXI, joder!





Esto recuerda la campaña aquella del Instituto de la Mujer que explicaba que mostrar los genitales en público es acoso, que no es algo normal... para todos aquellos que no lo sabían.

Somos bárbaros, sí, señor.

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