Miseria catalana
Continuación sobre las impresiones de Fray Servando Teresa de Mier en su visita a Cataluña en 1803. El título de Miseria Catalana viene del libro, ¡ojo!
"Allí no se trata de otra cosa que de sueldos, libras y dineros, y por eso se dice que los mandamientos de los catalanes son tres: libras, sous y dinés. No se oye otra conversación, ni el catalán da paso, ni saca ochavo, sino con la esperanza de ganar; y para hacer limosna a los presos de la cárcel, etc., es necesario rifa. No hay sobre esto distinción de ricos o pobres, señores o gente ordinaria. Estando las tropas en Manresa, el marqués de Albaida, grande de España, coronel de Almansa, alojado en una casa de mucha distinción, como debíamos dar una batalla, determinó hacerse un cinturón de lienzo con onzas de oro cosidas, para llevarlo interiormente, como practican los militares para que les quede algo, si caen prisioneros, con que ayudarse. Mandando su asistente a comprar el género, la señora dijo que se comprase en tal parte, y la niña, su hija, haría el cinturón. Lo hizo muy bien, y el marqués estaba imaginando el regalo que había de hacer a la señorita de un abanico precioso, etc., cuando la señora le dijo: 'Págale a la niña su trabajo'. '¿Cuánto es?' - le preguntó el marqués, turbado. 'Dos quincetas': medio real nuestro.
Me decía el marqués que le vinieron impetus de tirar con la silla en la cabeza. Pero no hay remedio, allí no se da paso sin linterna. Y los sacerdotes, para ir a decir misa a una iglesia, tienen que llevar su vino y su cera. Los parientes cuando van a visitar a sus parientes, tienen que llevar su comida por todo el tiempo que estén, mas que sea un solo día. Oí un gran ruido en mi posada, en Tarragona, y bajé a ver qué novedad era. '¡Qué ha de ser! - me respondió el ama, y era mujer de un comerciante- sino la poca vergüenza de mi padre, que se ha venido a meter a casa sin traer qué comer'.
Me sucedió en Olot, villa grande y rica, que estando conversando con el dueño de mi alojamiento, y pidiendo una pobre limosna a la puerta, dijo: 'Denle limosna a mi padre, y que se vaya'. '¡Su padre de usted!...' 'Sí - me respondió -: es sobrevenido'. Para entender esta respuesta es menester saber que como en toda la España en los títulos y mayorazgos sólo hereda el primogénito, en Cataluña sólo él hereda a sus padres, cualesquiera que sean. Los demás hermanos son sus criados. Y todo el mundo saca el sombrero al hombre del hereu; o si no hay, de la pubila. El hereu se trata con la distinción de amo desde que nace. Desde chiquito le hacen un asiento pegado en la mesa para que coma sentado. Las hermanas, mas que sean grandes, le están sirviendo de pie con los brazos cruzados, como criadas, y así se llaman ellas mismas. 'Yo no soy - dicen -, más que una criada' para decir que no es la pubila. Cuando, pues, hay pubila y no hereu, es necesario que venga marido de fuera; pero sólo es para engendrar un hereu, como cuenta que en cierto tiempo admitían a los hombres las amazonas. En cuanto crece el hereu toma la administración de los bienes, y echa a su padre a la calle porque es sobrevenido. Cuando el hereu casa, los padres de la mujer exigen precisamente que sus suegros hagan cesión de los bienes y su administración en su yerno, que suelen tratar a los suegros como si fuesen sobrevenidos. Por eso en Cataluña se ven continuamente pleitos en los tribunales, de padres contra hijos, e hijos contra padres. La diosa Matrona es la diosa del país, a quien todo se sacrifica. No hay lengua que tenga por eso más negaciones: il n'y pas, n'y a cap, úy a res. Y lo que hacía mucho reir en las salutaciones y cumplidos, es que para preguntar por la salud de los niños, aunque sean los más decentes, dice: '¿Cómo está la canalla?' ".
"Allí no se trata de otra cosa que de sueldos, libras y dineros, y por eso se dice que los mandamientos de los catalanes son tres: libras, sous y dinés. No se oye otra conversación, ni el catalán da paso, ni saca ochavo, sino con la esperanza de ganar; y para hacer limosna a los presos de la cárcel, etc., es necesario rifa. No hay sobre esto distinción de ricos o pobres, señores o gente ordinaria. Estando las tropas en Manresa, el marqués de Albaida, grande de España, coronel de Almansa, alojado en una casa de mucha distinción, como debíamos dar una batalla, determinó hacerse un cinturón de lienzo con onzas de oro cosidas, para llevarlo interiormente, como practican los militares para que les quede algo, si caen prisioneros, con que ayudarse. Mandando su asistente a comprar el género, la señora dijo que se comprase en tal parte, y la niña, su hija, haría el cinturón. Lo hizo muy bien, y el marqués estaba imaginando el regalo que había de hacer a la señorita de un abanico precioso, etc., cuando la señora le dijo: 'Págale a la niña su trabajo'. '¿Cuánto es?' - le preguntó el marqués, turbado. 'Dos quincetas': medio real nuestro.
Me decía el marqués que le vinieron impetus de tirar con la silla en la cabeza. Pero no hay remedio, allí no se da paso sin linterna. Y los sacerdotes, para ir a decir misa a una iglesia, tienen que llevar su vino y su cera. Los parientes cuando van a visitar a sus parientes, tienen que llevar su comida por todo el tiempo que estén, mas que sea un solo día. Oí un gran ruido en mi posada, en Tarragona, y bajé a ver qué novedad era. '¡Qué ha de ser! - me respondió el ama, y era mujer de un comerciante- sino la poca vergüenza de mi padre, que se ha venido a meter a casa sin traer qué comer'.
Me sucedió en Olot, villa grande y rica, que estando conversando con el dueño de mi alojamiento, y pidiendo una pobre limosna a la puerta, dijo: 'Denle limosna a mi padre, y que se vaya'. '¡Su padre de usted!...' 'Sí - me respondió -: es sobrevenido'. Para entender esta respuesta es menester saber que como en toda la España en los títulos y mayorazgos sólo hereda el primogénito, en Cataluña sólo él hereda a sus padres, cualesquiera que sean. Los demás hermanos son sus criados. Y todo el mundo saca el sombrero al hombre del hereu; o si no hay, de la pubila. El hereu se trata con la distinción de amo desde que nace. Desde chiquito le hacen un asiento pegado en la mesa para que coma sentado. Las hermanas, mas que sean grandes, le están sirviendo de pie con los brazos cruzados, como criadas, y así se llaman ellas mismas. 'Yo no soy - dicen -, más que una criada' para decir que no es la pubila. Cuando, pues, hay pubila y no hereu, es necesario que venga marido de fuera; pero sólo es para engendrar un hereu, como cuenta que en cierto tiempo admitían a los hombres las amazonas. En cuanto crece el hereu toma la administración de los bienes, y echa a su padre a la calle porque es sobrevenido. Cuando el hereu casa, los padres de la mujer exigen precisamente que sus suegros hagan cesión de los bienes y su administración en su yerno, que suelen tratar a los suegros como si fuesen sobrevenidos. Por eso en Cataluña se ven continuamente pleitos en los tribunales, de padres contra hijos, e hijos contra padres. La diosa Matrona es la diosa del país, a quien todo se sacrifica. No hay lengua que tenga por eso más negaciones: il n'y pas, n'y a cap, úy a res. Y lo que hacía mucho reir en las salutaciones y cumplidos, es que para preguntar por la salud de los niños, aunque sean los más decentes, dice: '¿Cómo está la canalla?' ".
- Fray Servando Teresa de Mier. Memorias. Ed. Porrúa.
1 Invaluables opiniones:
Me plazco en comentar que Las pruebas comprueban lo contrario, y de haber errado, a su tiempo sera notificado.
Publicar un comentario
<< Home