lunes, septiembre 14, 2015

Wanabees y cocottes

Lo que es risible son nuestros compatriotas y los de las otras repúblicas de América, cuando les da por afrancesados; la hermosa lengua castellana les parece vulgar, fingen olvidarla y sólo quieren hablar francés, aunque lo hablen mal y lo pronuncien peor; yo no me declaro perito para juzgarlos, pero lo que digo es a juicio de los fraceses mismos; en ciertas costumbres quieren ser también fieles imitadores.

Aquí nadie critica que una señora de edad vaya a diversiones ataviada con vistosos trajes y adorne su blanca cabellera con flores y brillantes. Cuando tienen un niño, a los treinta días que dan parte para recibir sus visitas, se colocan una chaise-longue con su robe de chambre, adornada de encajes y flores, teniendo algunas la fantasía de empolvarse la cabeza, pintarse la cara y ponerse lunares a su capricho.

Hay otras, que sin estar enfermas, se meten en la cama, que adornan lujosamente, lo mismo que sus personas, para recibir visitas que son de su agrado. Preguntando a una señora francesa muy cumplida, de la mejor sociedad, me contestó: "Desgraciadamente en esta ciudad hay muchas cocottes et coquetterie."

- Isabel Pesado. Apuntes de Viaje de México a Europa, en los años de 1870, 1871 y 1872. Paris, 1910. Compilado en: Viajeros Mexicanos (Siglos XIX y XX) por Felipe Teixidor.

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