tiranía.
(Del
gr. τυραννία).
1. f. Gobierno ejercido por un tirano.
2. f. Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad.3. f. Dominio excesivo que un afecto o pasión ejerce sobre la voluntad.sexual.
(Del
lat. sexuālis).
1. adj. Perteneciente o relativo al sexo.sexo.
(Del
lat. sexus).
1. m. Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas.
2. m. Conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo. Sexo masculino, femenino.
3. m. Órganos sexuales.
4. m. Placer venéreo. Está obsesionado con el sexo.venéreo, a.
(Del
lat. venerĕus).
1. adj. Perteneciente o relativo a la
venus (‖
deleite sexual).2. adj. Med. Se dice de la enfermedad contagiosa que ordinariamente se contrae por el trato sexual. U. t. c. s. m.
venus.
(De Venus, diosa mitológica de la hermosura).
1. f. Representación plástica de la diosa Venus.
2. f. Cada una de las estatuillas prehistóricas femeninas elaboradas en piedra, marfil o hueso.
3. f. Mujer muy hermosa.
4. f.
Deleite sexual o acto carnal.5. f. Alq.
cobre (‖ metal).
Yo no he dicho nada. Quede claro que todo esto lo dijo la Real Academia.
dos tesis importantes: 1) La relación sexual implica siempre una agresividad necesaria. 2) las disfunciones sexuales que no tienen causa orgánica, son producto de la inhibición de este componente agresivo.
el amante es atrapado por el deseo que el objeto amado tiene de sí mismo (la coqueta, la personalidad narcisista en general). Esta rivalidad desencadena una lucha; la guerra del deseo. Deseamos más al objeto de nuestra elección en la medida que tememos sea poseído por otro. El deseo encadena: algo aparentemente tan espontáneo y altruista, llega a desarrollar una dialéctica de amo-esclavo. Reconocer nuestro deseo es someternos. Cuando la guerra termina, termina la atracción; cuando el rival ha sido sometido, el deseo desaparece.
La insensibilidad corporal es patológica, elimina placer y dolor; el movimiento y la agresión son reprimidos. Frecuentemente, tal insensibilidad oculta un miedo al placer y al dolor, sobre todo, miedo al dolor psíquico que puede ser removido por el placer. Este puede remover nuestras carencias, humillaciones y frustraciones. A fin de recuperar el placer debe afrentarse el miedo al dolor físico y psíquico, pues el placer implica siempre cierta violencia corporal.
El amor, dice Tordjman, sigue existiendo en el corazón de los hombres como una oculta esperanza, como un secreto. (...) el amor divino que nos reúne en la armonía del universo; (...)el deseo loco, codicioso, que sólo busca poseer y dominar al ser amado.
La coexistencia del amor y el odio es una premisa general de los afectos humanos. Y el amor no puede eliminar su componente agresivo.
La violación (...) se trata menos de un problema sexual, que de la ocasión de liberar sentimientos hostiles y rencorosos contra la mujer (o el hombre) y la sociedad. ... se lleva a cabo una toma por la fuerza, en la que el violador está atento y cerrado, solo, en sí mismo.
El violador es guiado por una voluntad de poder, en la que el riesgo y la resistencia del otro son los mejores alicientes para su acto. "La difusión casi universal del fantasma de violación se debe a que proporciona al sujeto la oportunidad de desquitarse de sus humillaciones infantiles" (p. 246). En este punto la violación se vincula con el comportamiento perverso, y con la pornografía. Son formas de desquite frente a una experiencia traumática vivida en el pasado. Si nos detenemos a analizar la literatura pornográfica, caeremos en la cuenta de que se encuentra articulado alrededor de la violencia más que del placer.
Y es que en nuestra sociedad el sentimiento de virilidad se basa en el desprecio y la hostilidad hacia la mujer; muy en el fondo, en el miedo hacia ella como la siempre latente madre castrante y/o manipuladora y/o demandante de la infancia. "Ella es el primero, el más deseable o el más presuntamente despreciado de los objetos de consumo. Pero no se la consume más que para destruirla; es el objeto del miedo más grande del hombre, por lo tanto de su más grande agresión" (p. 249). Como expone el autor, el violador rara vez se siente culpable de su acto. La violencia reina sobre el placer y sobre el amor.
Esto tampoco lo dije yo, es una reseña de
TORDIMAN, GILBERT: La violencia, el sexo y el amor. Editorial GEDISA, Colección Libertad y Cambio. Traducción. J. C. Gorbea. 1a edición, Barcelona, 1981, 306 pp. escrita por ALICIA LOZANO MASCARÚA
Díjeme, madre mía, no hay salida, pobres de las mujeres que tenemos tiernos los corazones. Pero la conclusión ofrece una luz al principio del camino:
"" ... el niño necesita alimentarse de tres fuentes: una fuente de amor, de autoridad y de independencia. De estas tres exigencias, el amor es la más importante. Más que de alimento y de cuidados, el niño necesita caricias, besos, solicitud; tiene necesidad de que ese amor le sea manifestado" (p. 294). "
Oséase, que si de niño te an tocao unoj padrej mui bejtia, te quedaj bejtia pa toa la vida. Joér.